EL CASTILLO DE KOBLENZ

Saludos Viajeros: En primer lugar muchisimas gracias por leer mi primer diario de viaje, no se imaginan mi emoción al saber que muchos lo leyeron y lo mejor es que a muchos les gusto.

Ahora les voy a hablar de Koblenz, un lugar que para mi no significaba más que un nombre en el mapa de Alemania hasta hace unos pocos años... Pero esta historia empieza en otra ciudad...

Estaba yo en un lugar llamado Heildelberg (Alemania) hospedada en el Albergue Juvenil y me encontré con una chica de México, habían pasado ya varios dias desde que no hablaba con nadie, asi es que aproveché la oportunidad y conversamos mucho rato. Le pregunté de donde venía y me dijo que desde Koblenz, a mi al principio ni me sonó el nombre, pero luego recordé que en los mapas en Chile siempre lo ví con el nombre de Coblenza. Mentiria si dijese que era un destino ansiado por mi, para ser franca nunca estuvo dentro de mi itinerario, pero me dio un dato que encendio mis sentidos... "El albergue Juvenil de Koblenz está en un Castillo a orillas del Rio Rhin"....Bastó que pronunciará aquella frase para querer salir corriendo hacia allá, y ya me imaginaba como una moderna Loreley peinadome a orillas del Rhin. Bueno, le pregunté todos los datos que pude para llegar sin mayores dificultades al lugar...(considerando que yo hablaba sólo español y nada más que español normalmente me metía en tremendos lios hasta llegar a algún lugar) , luego me dormí soñando con el castillo.

Sin grandes dificultades y con mucha mimica logre dar con el autobus que pasaba cerca del albergue, me subí feliz casi con la ilusión de que era una carroza que me llevaría a las puertas del castillo, pero cual no sería mi desconsuelo cuando al bajarme en la parada señalada miré hacia arriba en un ángulo casi previo a una torticolis y ver que el increible castillo estaba en la cima de un gigantesco cerro. Comencé a subir animada por la curiosidad, pero al ir a la mitad de titánico ascenso ya iba en codiciones deplorables, lo peor es que se me soltó la maleta y como había una pendiente tan considerable, mis humildes pertenencias se fueron rodando raudamente cerro abajo... ¡Horror!, corrí destrás de ellas y después de varios metros les dí alcance y de vuelta a subir.... Mi condición física y mi apariencia al llegar a la cima realmente daban lástima, pero yo estaba feliz. Caminé un poquito por aquí y por allá hasta llegar a las primeras edificaciones que eran de piedra, como en los castillos de las peliculas, pero no veía a nadie...Miré y recorrí hasta que llegue hasta una pequeña caseta en donde había un hombre muy simpático, recuerdo que tenía un gran bigote, me saludo muy gentilmente y con una gran sonrisa, como yo no hablo nada de alemán y casi no podía hablar por la caminata, sólo atine a decir - ¿Ah?...., luego de un respiro dije - ¿No habla usted español?...Y aunque no me lo crean, si lo hablaba. Creció más su sonrisa y me dijo - Bienvenida al Castillo...Camine un poco más allá y verá la entrada principal...

Seguí caminado algunos minutos más hasta que llegue a un mirador, me paré en la orilla y la vista era espectacular, allí mismo olvidé mi cansancio extasiada por el paisaje...se veía toda la ciudad y la esquina en la que se unen los río Rhein y Mosel... Genial.

Luego entré al albergue en donde me atendió un joven que me explicó todo en alemán, yo movia la cabeza mostranto mi buena disposición para aceptar todas las reglas del albergue, aunque hasta el día de hoy no tengo idea que me dijo....

Me fui a la habitación y esta era muy bonita, yo pensaba que iba a ser un poco oscura por ser un antiguo castillo, pero era muy iluminada y acogedora.

Recuerdo que por la estación del año, aparentemente no había más visitantes en el castillo que yo, lo recorrí completo, mirando por cada ventana que veía y viendo grandes precipicios verdes. Por la noche me paraba en la orilla del mirador, hacía muchisimo frio y reinaba un gran silencio, recuerdo que todas las noches escuchaba un tren pasar, muy cerca, directamente debajo del mirador, pero a causa de la niebla y la oscuridad de la noche nunca pude verlo, solamente lo escuchaba. Así mismo muchas veces pase por alto el nombre de Koblenz en mis mapas, para mi no era más que un lugar ajeno. Y aquellas noches allí, me detuve en medio de la soledad en el castillo y admiré una belleza que estuve a punto de perderme. Me deslumbraba por los los famosos destinos y no veía las ciudades más pequeñas, menos nombradas, menos codiciadas por mi. Ahora cuando pienso en Koblenz me inunda una sensación de nostalgia, la conozco y me conoce, y cuando la recorro en el mapa, aunque yo viva tan lejos de allí puedo recordar sus calles y sus ríos desde la distancia. Yo no conozco a nadie que haya estado allí, nunca nadie me ha dado su versión de Koblenz, así que mis recuerdos siguen intactos, sólo mios. Soy muy afortunada de haberla conocido.

Para terminar quiero dar las gracias a aquella muchacha que me dió este maravilloso dato, ya que al despertar al dia siguiente ella ya se había ido y jamás le pregunté ni su nombre, tal vez lea esto y se acuerde de mi...Muchas gracias.... Transformaste un nombre en el mapa en un recuerdo que me acompañará por siempre, ahora cuando escucho Koblenz , sonrío y me entristezco también un poco, me recuerdo parada sola sobre una inmensa colina, escuchando un tren fantasma y viendo a dos rios que se unen para darme una lección.

Esta historia ocurrio el dia 14 de Noviembre del año 2000....... No olviden que "La Meta es el Viaje"